La Dra. Cintia Mabel Budalich, médica y especialista en Informática Médica (MN 123979) acaba de sumarse al equipo de Integrando Salud como Project Manager. En esta breve entrevista, esta profesional que practica yatching, nos cuenta su visión acerca de la incorporación de herramientas digitales en los consultorios.
Hice varias especialidades y trabajé mucho en consultorio. Hace 15 años, cuando estuve en Chaco a cargo de la dirección médica de un hospital rural, todos los registros eran manuales, en papel, y resultaba difícil acceder a ciertos datos para sistematizarlos, por ejemplo, para conocer el porcentaje de los estaban vacunados. Ahí surgió mi inquietud por capacitarme en Informática Médica.
Mi objetivo es contribuir con mi experiencia y conocimientos a los proyectos de la empresa. Además, si bien la implementación se realiza de forma muy sencilla y no requiere de especialistas, en algunos casos apoyo de manera personalizada a las instituciones que así lo requieren.
La cuestión remota no ofrece ningún tipo de inconveniente porque hay muchas herramientas de comunicación y productividad que utilizamos a diario. Incluso los centros de salud y médicos de cualquier lugar del mundo utilizan las soluciones de Integrando Salud ya que están basadas en la Nube.
Hay muchas instituciones que ya están utilizando el sistema de videoconsulta para atender a sus pacientes. Yo no me canso de contar la anécdota de una colega que es hematóloga y tiene pacientes que tienen que viajar durante horas para hacerse el control con el objetivo de ajustar una medicación. A ella y a sus pacientes este sistema les resulta ideal para optimizar tiempos y ofrecer comodidad, y hay un montón de casos en donde también aplica, aunque su meta no es suplir la atención personal.
Sin dudas, hay que romper con ciertos mitos, en especial, por parte de las obras sociales, porque tradicionalmente la consulta médica es entendida como una cita entre médico y paciente que es realizada en forma presencial, y la videoconsulta viene a replantear qué es una consulta. Por otra parte, otra barrera tiene que ver con cómo se puede monetizar este servicio. Todas estas cuestiones se van derribando gracias a un acompañamiento profesional. De hecho, es una tendencia que está creciendo en todo el mundo por los beneficios que aporta.
El cambio ya comenzó, y con mucha fuerza. Argentina está aprendiendo y transitando este proceso porque nos damos cuenta de que necesitamos gestionar la información para tomar mejores decisiones y aprovechar los datos que recopilamos. La comunicación que puede existir entre los profesionales de salud frente a una Historia Clínica Electrónica es incomparable con la época analógica. Por otra parte, el Estado Nacional está avalando proyectos de digitalización en el ámbito de la salud a nivel estatal.
Argentina está en una fase de maduración. En nuestra formación profesional no aprendemos acerca del uso de herramientas tecnológicas para registrar nuestras actividades médicas. Y en este sentido, es importante abordar este cambio, y para eso podemos seguir la experiencia de otros países, como los europeos.
En realidad, hay todo tipo de pacientes pero, en líneas generales, ellos ven como beneficio tener cierta información y sentirse empoderados sobre sus propios datos. Antes era más bien paternalista: el médico era el dueño de la información de sus pacientes, y hoy la tendencia indica que cada persona se haga cargo de su propia salud. De hecho, en el año 2013 se determinó que la historia clínica es del paciente.
Hoy en día, cualquier médico puede acceder al escenario de la población al que están atendiendo en un clic. El saber acerca del perfil de sus pacientes, incluyendo muchísimas variables, es muy importante para cualquier profesional de salud. Los médicos tienen que animarse y perder los miedos, entre ellos, muchos temen que esos datos “se pierdan”. Sin embargo, digitalizados están más seguros que nunca. Sin dudas, cambia la herramienta de registro, pero no el arte de registrar.